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Facilitar la autoayuda

Identificar e involucrar a los referentes de la comunidad o del grupo

Todas las comunidades y grupos cuentan con referentes o líderes, oficiales o de otro tipo. La confianza en los líderes y el respeto hacia ellos son muy importantes, ya que representan a sus comunidades y debe vérseles trabajando para ayudar a la comunidad a alcanzar sus objetivos colectivos.

Una de las características que tiene influencia sobre la acción grupal es el estatus. La noción de estatus existe en todas las sociedades y parece funcionar como guía para el comportamiento que espera de sus miembros. Por ejemplo, podemos esperar que algunos miembros del grupo participen en algunas actividades, pero no en otras, debido a su posición dentro de la comunidad. Por tal motivo, comprender y respetar la manera en que una comunidad percibe el ordenamiento de sus miembros puede ser de extrema importancia para poner en marcha cualquier proyecto cooperativo.

En todo caso, se debe tener en cuenta que algunas comunidades son más activas que otras y algunos miembros de una comunidad participan más que otros.

Lograr que la comunidad perciba el programa como algo propio

Al trabajar para promover la autoayuda comunitaria, es importante saber en qué medida las personas sienten como propio un determinado problema. En general se puede afirmar que tendemos a interesarnos y a ocuparnos más de las cosas que sentimos como propias.

Esto mismo es aplicable a los grupos o comunidades. Cuando las personas sienten como propios los problemas o las cuestiones de la comunidad, tienen interés en resolverlos.

Identificar los recursos comunitarios

Después de incidentes críticos, las estructuras sociales a menudo se desestabilizan y los mecanismos tradicionales de apoyo se debilitan o, incluso, desaparecen. Por tal motivo, muchas de las personas afectadas sufren una sensación temporal de pérdida de control sobre su vida. Echan en falta el estado de cosas previo al evento, por muy imperfecto que éste haya sido.

A fin de facilitar la autoayuda y fortalecer los mecanismos para afrontar la situación, es importante conocer los recursos tradicionales y culturales del colectivo o de la comunidad afectada. Encontrar respuestas a las siguientes preguntas puede facilitar el proceso:

  • ¿Cuáles son los medios apropiados para ayudar a las víctimas de algún mal?
  • ¿A quién acudían tradicionalmente las personas en busca de apoyo y ayuda?
  • ¿Cómo se puede brindar apoyo a esas personas y estructuras grupales?

La reparación y el restablecimiento de las estructuras sociales requieren también comprender la función de las redes sociales, de las familias, y de los dirigentes de la comunidad. Las personas afectadas permitirán obtener información de primera mano.

Promover el bienestar psicológico

Sabemos que existen algunos factores protectores en la vida que sirven de «resguardo» psicológico para las personas y que por ese motivo reducen la probabilidad de que sufran efectos psicológicos graves cuando enfrentan una dificultad o sufrimiento.

Algunos factores protectores generales son:

  • Pertenecer a una familia, grupo o comunidad que vela por el bienestar de sus miembros.
  • Mantener las tradiciones y culturas.
  • Tener una creencia religiosa o ideología política sólida.

Algunos factores en caso de los niños son:

  • Relaciones emocionales estables con adultos.
  • Apoyo social, tanto dentro como fuera de la familia.

Las personas son seres sociales con un deseo natural de pertenecer a un grupo social más amplio, ya sea su familia, su grupo de amigos, su grupo de trabajo o su comunidad, y participar en sus actividades. Las actividades que congregan a las personas, como las ceremonias religiosas, las reuniones sociales, reunirse para comer o cenar, los juegos compartidos o, simplemente, el intercambio de noticias, constituyen medios importantes para poder hacer frente a un evento crítico. Contribuir a las actividades de la vida diaria, recreativas o culturales ayuda a promover el bienestar psicológico.

Específicamente, se obtienen los siguientes beneficios:

  • Ayudar a las personas a satisfacer sus necesidades básicas.
  • Recuperar una sensación de control sobre ciertos aspectos de la vida.
  • Fortalecer un sentimiento de pertenencia.
  • Aliviar las tensiones.
  • Brindar oportunidades de olvidar momentáneamente temas más ingratos.
  • Brindar la oportunidad de sentirse útil.

Movilizar recursos

Las personas que tienen intereses o preocupaciones en común pueden movilizar fácilmente sus recursos y capacidades y tomar medidas para lograr un cambio o evolución deseable. Sin embargo, la movilización de recursos sólo puede hacerse de manera positiva si las personas están motivadas o si perciben la conveniencia de participar.

Etapas de la planificación de actividades

A continuación se indican las preguntas que es preciso formular durante el proceso de planificación:

  • ¿Cuáles son los deseos o metas (el propósito o el fin hacia el cual se orienta la actividad)?
  • ¿Cuáles son los objetivos (lo que intentamos alcanzar)?
  • ¿Cuáles son los medios para alcanzar estos objetivos (lo que intentamos hacer)?
  • ¿Cuáles son las ventajas y desventajas de estos medios? ¿De cuántos recursos disponemos (tiempo, dinero, recursos humanos)?
  • ¿Qué plan aceptamos? ¿Todos lo aceptamos?
  • ¿Quién va a ocuparse de qué, cuándo, dónde y cómo?
  • ¿En qué momento es necesario hacer una evaluación?

Fomentar la toma de decisiones conjunta y el consenso

La toma de decisiones es un elemento fundamental, sin embargo, no siempre es un proceso fluido. Es probable que la gente tenga diferentes intereses u opiniones y podría resultar difícil decidir una meta común.

Los facilitadores deben estar atentos a los primeros signos de conflicto o tensión y transmitir su observación al grupo interesado. Esto debe realizarse con el fin de encontrar medios mutuamente aceptables de resolver la tensión. Evitar hacer alusión a personas en particular al hacer observaciones al grupo y procurar, en cambio, asistir a éste para que reconozca su responsabilidad frente a toda la comunidad.

En conclusión, la meta del enfoque de autoayuda grupal es reintegrar a los individuos y las familias en sus comunidades y las estrategias para enfrentar la crisis. Esto sólo se logra a través del diálogo continuo con las personas afectadas, los copartícipes locales y los representantes del área social y de la salud.

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